Hoy el alumnado de primer curso del Ciclo formativo de grado medio de
Atención a Personas en Situación de Dependencia
ha realizado un taller de educación para la salud sobre el consumo de “azúcares buenos” en el desayuno para
evitar los temidos picos de glucosa matutinos.
La glucosa (conocida
popularmente como "azúcar en sangre") que obtenemos básicamente a
través de los alimentos, es nuestra principal fuente de energía y
puede fluctuar a lo largo del día. Y su
concentración afecta a un gran número de procesos del organismo que pueden
verse alterados (“nuestro estado de ánimo, nuestro sueño, nuestro peso y
nuestra piel hasta la salud de nuestro sistema inmunitario, el riesgo de contraer
enfermedades coronarias y nuestras probabilidades de concebir un bebé"), si estos picos se producen de manera constante, como defiende la bioquímica e
investigadora Jessie Inchauspé
en las páginas de su libro "La revolución de la glucosa".
A medio plazo, esta situación provoca resistencia a la insulina. Los tejidos no responden ante la insulina segregada por el páncreas y, por tanto, no pueden absorber la glucosa de forma correcta.
Para reducir el riesgo de producción de estos picos, se recomienda hacer un desayuno salado, que contenga proteínas, grasas saludables, azúcares complejos (no dulces) y vitaminas y minerales como se muestra en las fotografías del desayuno del collage que realizó el alumnado.
Para comprobar la efectividad de este desayuno energético, el alumnado realizó dos mediciones de glucemia en sangre: una en ayunas, y otra, dos horas posterior a la ingesta. De esta manera, pudieron comprobar sus valores obtenidos con los niveles óptimos de glucemia postprandial.